T01 - Capítulo 02 - Tambores de Guerra en el País de los Cosacos

El 24 de febrero de 2022, pocos minutos antes de las 6 de la mañana, Vladímir Vladímirovich Putin, presidente de la Federación Rusa lanzaba de manera oficial una ‘’operación militar especial’’ en la región de Dombás, Ucrania. Abordaremos parte de las dimensiones del conflicto..., aquella relacionada a la región de la península de Crimea.

La guerra es lo que ocurre cuando fracasa el lenguaje. (Mark Twain)

El 24 de febrero de 2022, pocos minutos antes de las 6 de la mañana, Vladímir Vladímirovich Putin, presidente de la Federación Rusa lanzaba de manera oficial una ‘’operación militar especial’’ en la región de Dombás, Ucrania, y casi simultáneamente se registraban fuertes explosiones en varios puntos del este de dicho país, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa. Así daba inicio un cruento enfrentamiento entre el ejército ruso y la fuerza armada ucraniana, ambos bandos denominando a sus correspondientes cuerpos políticos como ‘’regímenes no democráticos y autoritarios’’. Así se iniciaba un nuevo conflicto entre Ucrania y Rusia que será considerado sin lugar a dudas por el revisionismo histórico como el punto álgido y focal del quiebre civilizatorio de nuestra era pos pandemia. Punto de quebranto que realineará las fronteras conocidas y la política exterior de los herederos de Yalta. Acontecimiento que redefinirá las afinidades entre los países generando sin duda un choque entre globalismo y regionalismo, enfrentándose nuevamente Occidente con Oriente, ya no por diferencias ideológicas, sino por el choque de dos proyectos globales contrarios y cosmovisiones diametralmente opuestas.

A hoy, 1 de marzo de 2022, se cuentan 6 días desde el inicio del conflicto, y como nunca, las voces incendiarias de ambos bandos se alzan con bríos avalentonados y se esparcen por todos los medios de comunicación y difusión posibles y existentes. Nunca el mundo había visto tan de cerca una conflagración en escalada de este calibre.

Pero, ¿por qué? ¿Qué hace diferente a Ucrania de Palestina, Irak, Nagorno Karabaj u otros emplazamientos bélicos? ¿Por qué hoy, una Rusia no comunista ni socialista, parte del sistema globalista, capitalista y financerista, miembro del multilateralismo y socio estratégico de las principales economías de Europa se torna en un enemigo de antología? ¿Qué es la región de Dombás y cuál su relevancia para Rusia? ¿Será acaso que vemos un resurgimiento imperialista en Rusia y un deseo expansionista sobre el mundo europeo a costa de una posible guerra nuclear o es solo un blandir de sables en el viento para llamar la atención frente a una Europa con deseos de reunificación y un Estados Unidos retomando su roll de guardaespaldas y vigilante del orden internacional? ¿O pueda que todas estas preguntas nos encaucen a una realidad completamente distinta en donde las razones, las circunstancias y los contextos son mucho más complejos y de una lectura y revisión más profunda que la que los medios de comunicación y analistas convencionales nos venden?

Trataremos de dilucidar dichas incógnitas, pero, para poder lograrlo de una forma objetiva, se requiere dar unos cuantos pasos atrás y hacer una análisis en retrospectiva, y dentro de ese marco temporal deberemos de poner en contexto los factores multidimensionales que intervienen y están en juego, entre ellos: a) el conflicto entre Ucrania y Rusia por la península de Crimea, b) la crisis de la región del Dombás y sus orígenes, c) las violaciones a los acuerdos internacionales tanto de Rusia como de la OTAN y el trazado de las llamadas ‘’líneas rojas’’ entre las partes, d) los orígenes mismos de los pueblos ruso y ucraniano, e) los juegos geoeconómicos y financieros existentes, y finalmente f) la redefinición del orden mundial conocido mediante un choque de civilizaciones y una reconfiguración geopolítica hacia un orden multipolar de regionalismos cerrados.

IM GROUP presenta: 100 SEGUNDOS PARA LA MEDIA NOCHE Primera Temporada. En este episodio – Tambores de Guerra sobre el País de los Cosacos

Crimea es una península del este de Europa con 27.000 km2 de superficie, ubicada en la costa septentrional del mar Negro, localizado al sur del óblast ucraniano de Jersón, uniéndose a él por el istmo de Perekop, y al este del krai ruso de Krasnodar, del cual se une artificialmente por medio de un puente construido en 2018 que pasa sobre el estrecho de Kerch, teniendo finalmente como guardián y atalaya del noreste al mar de Azov, al noreste de la península.

Desde el desarrollo de los eventos del llamado Euromaidan del 2014, dicha provincia declaró su independencia el 11 de marzo de ese mismo año dando paso a que Rusia anexara la península como parte de su territorio producto de un referéndum efectuado tan solo 5 días después, el 16 de marzo, en el que se impuso por mayoría la anexión de la península a Rusia por parte del Parlamento de la República de Crimea con un 95,5% de apoyo efectivo. A pesar de lo anterior, el gobierno ucraniano, activo después del ominoso golpe de estado de la Plaza de Maidán, no ha reconocido ni la independencia de la península ucraniana ni la anexión de la misma a Rusia desde ese entonces, al igual que el resto de la comunidad internacional, pasando por encima de los deseos expresos de la mayoría de la población de dicha región que son en promedio 70% rusos.

Producto de dicho desacuerdo, las relaciones entre Ucrania y Rusia no han podido normalizarse en los últimos 8 años, y de forma constante el gobierno ucraniano ha generado un lobby internacional para presionar a Rusia a devolver Crimea a la jurisdicción administrativa ucraniana. Por su parte Rusia utiliza todos los mecanismos de política internacional invocando incluso acuerdos multilaterales para hacer constar la validez del proceso político ocurrido y justificar su control sobre la zona. Las tensiones entre ambos países a través de los años se han incrementado teniendo como eje de trasfondo e interés último el control del acceso al mar Negro y al mar de Azov de ambas facciones, punto geoestratégico de alta relevancia tanto para la cadena de suministros de la región, como para el control y la vigilancia militar de la zona.

Los eventos se crisparon cuando en diciembre de 2019 se comenzaron a atizar nuevamente discusiones en el plano internacional en relación a la legitimidad de la anexión de Crimea a Rusia y se comenzaron a vislumbrar patrones que parecían llevar a la estructuración de un discurso amenazante y belicoso por parte del gobierno ucraniano que podría desembocar en el recrudecimiento de movimientos nacionalistas anti rusos en las regiones internas de Ucrania y por ende, crear desafíos directos al gobierno ruso.

Así, el 22 de diciembre de dicho año el doctor en economía y politólogo ucraniano Zinovi Svereda llamaba en televisión pública a las autoridades de Kiev a desarrollar una estrategia para la "liberación militar" de Crimea y Donbás y organizar un 'nuevo Pearl Harbor' para Rusia, indicando que, les gustara o no, Ucrania debía tener su propia estrategia de ataque, moverse y alejarse de la estrategia de defensa, incluso proponiendo volar el puente de Kerch y organizar un nuevo Pearl Harbor contra la flota rusa. La reacción de Moscú no se hizo esperar.

‘’ Moscú quisiera sinceramente normalizar las relaciones con Kiev, pero de momento no ve voluntad política por parte del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski’’ declaró en ese entonces a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Todo comenzaría a salirse de control, cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos admitió parcialmente en enero de 2021 la demanda interpuesta por Ucrania contra Rusia por Crimea , aduciendo la presunta violación de 12 artículos de la Convención.

Rusia por su parte siguió exponiendo a la comunidad internacional sus criterios sobre la validez del proceso y demostrando los beneficios que dicha reunificación le ha significado a Crimea desde entonces. Medicina de gran calidad y altamente tecnológica, nuevas centrales eléctricas, viviendas, el aeropuerto de Simferópol así como el boom turístico producido tras la apertura del Puente de Crimea, el más largo de Rusia y Europa, y la autopista Tavrida.

El propio excanciller alemán Gerhard Schroder declaró públicamente al diario Spiegel que la ampliación de la OTAN y sus aspiraciones de ‘’rodear’’ a Rusia fueron uno de los factores decisivos que impulsaron la incorporación de Crimea al territorio ruso, refiriéndose explícitamente a las intenciones internacionales de la incorporación de Georgia y Ucrania a la OTAN.

Entre enero y abril del 2021 Rusia comenzó a trasladar tropas a sus fronteras con Ucrania y a la península de Crimea, efectuando en enero un despliegue de misiles antibuque tipo Bastion en la costa de Crimea para la preparación de ejercicios navales de práctica, al tiempo que en paralelo, utilizaba dichos movimientos para mantener un control de vigilancia en la zona ante los movimientos solapados de avanzadas estadounidenses y de la OTAN muy cercanas a la región, nuevamente jugando la carta de la ‘’exhibición’’. -Exhibo públicamente y sin tapujos mis capacidades técnicas y de fuerza para intimidar a mi enemigo y diezmarlo en su interés de avanzada-. Esta carta se ha venido jugando en la historia de los pueblos desde el surgimiento de las primeras civilizaciones y sigue siendo efectiva. De esta forma y consecuente con dicho movimiento de fichas, finalizaba enero con la declaración del viceministro de Defensa ruso, Alexéi Krivoruchko, indicando que debido a los buenos resultados de los ensayos desarrollados, las pruebas del misil hipersónico Tsirkon finalizarían en 2021 con lanzamientos desde submarinos. Pero este despliegue y pavoneo, a pesar de confirmar la capacidad instalada rusa de misiles hipersónicos capaces de recorrer 350 kilómetros de distancia a una velocidad de 9500 kilómetros por hora, significando 8 veces la velocidad del sonido, no doblegaría las aspiraciones ucranianas ni de sus benefactores.

El 2 de febrero el presidente Zelenski decretaba la imposición de sanciones por cinco años a los canales de televisión opositores 112.Ukraina, NewsOne y ZIK, canales de televisión críticos al gobierno de turno, incrementando la histeria antirrusa promulgada en Ucrania desde el 2014, acusando a los mismos de ser medios pro rusos e incluso de promover actividades terroristas.

En paralelo, la OTAN generó una avanzada en la región, declarando Jens Stoltenberg, secretario general de dicha organización: "La OTAN reforzó su presencia en el mar Negro" en respuesta al "fortalecimiento de Rusia en el área, tras la anexión ilegal de Crimea" generando una reacción inmediata por parte de Vladimir Putin quien indicó que ‘’el tema de Crimea está zanjado definitivamente’’.

Recíprocamente a finales del mes de febrero, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden declaraba: "Estados Unidos no reconoce ni reconocerá nunca la supuesta anexión de la península por parte de Rusia, y estaremos junto a Ucrania contra los actos agresivos de Rusia".

El 16 de marzo de 2021 el gobierno británico desvelaba los desafíos internacionales del Reino Unido hasta el año 2023, junto con su estrategia y aspiraciones como Estado independiente de la Unión Europea (UE) por primera vez desde hace cinco décadas, en la muy retrasada revisión integrada en Seguridad, Defensa y Exterior. Así de esta forma expuso el informe denominado ‘’Global Britain in a competitive age (Gran Bretaña global en una era competitiva)’’ siendo de particular inquietud la identificación de Rusia como la "más aguda amenaza directa para el Reino Unido" colocando a dicho país junto a Irán y Corea del Norte, entre los crecientes riesgos internacionales. Ese mismo 16 de marzo el secretario general de la OTAN emitía un informe donde puntualizaba que: ‘’ El hecho de que China y Rusia trabajen mucho más juntos, realicen ejercicios militares, todo ello entraña desafíos para la OTAN en el futuro’’.

Por si fuera poco, dos días después, los países del G7 abogaron por la integridad territorial de Ucrania en una declaración conjunta emitida con ocasión del séptimo aniversario de la reincorporación de Crimea a Rusia, esbozando que: "Llamamos a todas las partes a cumplir plenamente los Acuerdos de Minsk y destacamos la responsabilidad de Rusia en la participación constructiva en el formato de Normandía y en el Grupo de Contacto Trilateral, con el fin de lograr una solución política justa y duradera del conflicto".

El caldo de cultivo estaba servido. Se había alzado la voz suficiente como para generar el eco necesario que haría salir al oso de su guarida… y así fue. El 1 de abril de 2021 Rusia inició una movilización sistémica de tropas a lo interno de su territorio, cerca de las fronteras con Ucrania, afirmando que dichos movimientos se producían debido al aumento de la actividad de las fuerzas armadas de los países de la OTAN a lo largo del perímetro de las fronteras de Rusia. En respuesta Estados Unidos anunció que mandaría 2 buques de guerra al mar Negro con capacidad de lanzar misiles guiados, justificado a su vez por el señalamiento del secretario de la OTAN quien el 13 de dicho mes definía el despliegue ruso como “la mayor acumulación de tropas rusas desde la anexión de Crimea”.

Estos actos de avanzada de la OTAN y preparación defensiva por parte de Rusia culminaron en una primera escalada de tensiones diplomáticas entre Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia, generando una nueva lista de sanciones por parte de los Estados Unidos a la federación rusa y contra medidas por parte de dicho país.

Mientras tanto en Ucrania, una sombra de muerte se abalanzó sobre la región de Dombás. Mientras que las atenciones internacionales estaban enfocadas en las diatribas mediáticas entre verdes y colorados, grupos extremistas, neo nacistas y rusófobos comenzaron un sangriento asedio a los territorios de Donetsk y Luhansk.

Estaba claro, el país de los cosacos había sido el elegido.

La historia definirá a Ucrania como el escenario escogido por las potencias mundiales para librar la última batalla antes de la reconfiguración del orden mundial en las postrimerías de nuestra Era Contemporánea.

Los tambores de guerra se escuchan en la lejanía.

El siguiente podcast es una producción exclusiva de IM Group en colaboración con el Círculo Jano de Análisis y Estudio Geopolítico.

Capítulo escrito, producido y locuatado por Andrei Calderón Enríquez
100 segundos para la media noche

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