T01 - Capítulo 03 - Propaganda

La historia está plagada de medias verdades y nosotros las consumimos constantemente. Las aceptamos como inequívocas y las replicamos. No solo ello, sino que nos encargamos de esparcirlas y acrecentarlas. Alguien dijo que una verdad es solamente una mentira repetida muchas veces, e incluso… una mentira con el marketing correcto.

‘’La Verdad es la primera víctima de la guerra’’. Esquilo.
Contexto. Esta palabra debería acompañar el actuar del ser humano de forma permanente por su transcurrir diario. Su significado engloba a ‘’el conjunto de circunstancias que rodean una situación y sin las cuales no se puede comprender’’. El ser humano es ‘’emocional’’ por antonomasia y genera una opinión sobre cualquier fenómeno que se le presente primeramente según su propia percepción de la realidad. Recaba elementos previamente procesados de un tejido de conciencia colectiva conformando lo que podríamos denominar una ‘’pre concepción’’, los introduce dentro de su propio marco referencial de forma tal que estos se entremezclan con su propia ‘’concepción’’ de las cosas, dando como resultado una única versión de la realidad que para él es ‘’válida’’. Es más, para él… es la ‘’única realidad válida posible’’. Pero, la realidad es mucho más compleja… es ‘’fractal’’, por lo que diferentes puntos de vista…, diferentes pre concepciones y concepciones pueden en conjunto configurar apenas, un atisbo, de lo que en derecho se denomina ‘’la verdadera realidad’’.
IM GROUP presenta: 100 SEGUNDOS PARA LA MEDIA NOCHE Primera Temporada. En este episodio – Propaganda
Un cuento hindú ilustra perfectamente este concepto:
‘’En la Antigüedad, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente.
Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas.
Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Oh… encontramos un elefante! Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se abalanzó sobre el elefante. Sin embargo, las prisas le hicieron tropezar y caer de bruces contra el costado del animal. “El elefante es como una pared de barro secada al sol –exclamó–”.
El segundo con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. “¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!”-dijo-.
Entonces avanzó el tercer ciego y agarró la trompa del animal y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. “Escuchad, este elefante es como una larga serpiente”.
Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás aferrando la cola del elefante proclamando… -No tengo dudas, “Es igual a una vieja cuerda”-.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: “Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano”.
El sexto sabio que era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. “¡Escuchad! os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera”.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los demás estaban equivocados. Cuenta la leyenda que aún hoy yacen debajo de esa palmera, discutiendo sobre la verdadera forma del elefante’’. Todos los sabios tenían parte de razón, ya que todas las formas que habían experimentado eran ciertas, pero sin duda todos a su vez estaban equivocados respecto a la imagen real del elefante. Eso mismo es lo que vivimos en nuestra cotidianeidad. Experimentamos solo extractos de una gran verdad, pero rehusamos entender y descubrir al resto del elefante.
La historia está plagada de medias verdades y nosotros las consumimos constantemente. Las aceptamos como inequívocas y las replicamos. No solo ello, sino que nos encargamos de esparcirlas y acrecentarlas. Alguien dijo que una verdad es solamente una mentira repetida muchas veces, e incluso… una mentira con el marketing correcto.
De hecho, hoy estamos expuestos más que nunca a una maquinaria propagandística de intereses difusos, que emplea todo medio de comunicación disponible, incluidas las redes sociales, para lograr sus cometidos. Y cuáles son esos cometidos, pues colocar en nuestros idearios ‘’una verdad’’…, ‘’su verdad’’. Y quiénes son ellos? Pues cualquiera con el poder y la capacidad monetaria suficiente para mover los entramados de la industria mediática, de comunicación y publicidad. Gobiernos, redes institucionales, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales…, en fin.
Suena a teoría de conspiración, pero es una realidad. Precisamente cuando se logran evidenciar más estos mecanismos es cuando estalla una guerra, ya que la información proyectada y consumida por todos se divide. A favor o en contra de algo, o alguien. Somos expuestos a un maniqueísmo efectivista. Y fuerzas exógenas, invisibles, sin rostros, nos empujan a decantarnos por uno u otro bando sin poder existir puntos medios.
La historia, tal como lo citó Orwell y Churchill, la escriben los vencedores, y es que precisamente, aquellos que ostentan y sustentan el poder, pueden tergiversar la historia misma para volver esta un instrumento de propaganda para sus propios intereses. Estas tergiversaciones crean lo que Umberto Eco llamó, verdades enciclopédicas, aquellas que a pesar de estar basadas en mentiras o en elementos poco sustentados, son consideradas y percibidas por las mayorías como realidades, y por ende, cualquier elemento que las contradiga se transfigura en una mentira…, en una heregía…, en una teoría de la conspiración. Incluso…, la misma verdad.
Hace más de cuarenta años, Eco, en su Tratado de Semiótica General del año 75, definió la disciplina que se ocupa de los sistemas de signos y la significación como aquella que “estudia todo lo que puede usarse para mentir”. Si algo no puede ser usado para mentir entonces, tampoco puede ser usado para decir la verdad: de hecho no puede usarse para decir nada’’.
Citando a Jorge Lozano sobre los trabajos de Umberto Eco sobre la semiótica, en efecto la mentira más allá de la definición que se halle en el Diccionario es un signo de algo que “parece” y “no es” (a diferencia de la verdad que “parece” y “es”). Además la mentira es también un concepto que se interdefine e interrelaciona con lo falso (lo que “no parece” y “no es”) y con el secreto (lo que “es” y “no parece”).
El hábil dominio de la mentira como arma, da paso a la creación, la utilización y la expansión del concepto de: ‘’propaganda’’.
Tal como lo describe Óscar Curros, las técnicas de propaganda bélica nacieron con los propios conflictos armados. A lo largo de toda la historia bélica siempre fueron usados métodos de engrandecimiento de las fuerzas y de diseminación de información no verdadera. Estos métodos tenían como objetivos principales mantener la confianza de las tropas propias e intimidar a las fuerzas opositoras.
La propaganda de guerra tiene un aspecto particular, por el que es denominada usualmente «Psychological Warfare» o «Guerra psicológica», un concepto nacido en Estados Unidos. Así, la propaganda de guerra es definida por Daugherty como «el uso planificado de propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales».
La propaganda de guerra contemporánea se desarrolló a partir de la Primera Guerra Mundial. Con ella, comenzaron a realizarse las primeras investigaciones sobre técnicas propagandísticas.
En la Primera Guerra Mundial se descubrió que la moral era un factor militar muy importante, y así se entendió que la opinión pública no podía ser ignorada durante más tiempo, ya que era un factor determinante para la formación de la política gubernamental.
La propaganda de guerra generalmente está apoyada en información falsa y disimuladora, ya que uno de los propósitos de este tipo de comunicación persuasiva es evitar que los ciudadanos conozcan la verdad. Pero en ocasiones, los propagandistas no necesitan recurrir a la mentira, sino que utilizan un lenguaje cuidado, rico en eufemismos. Se recurre a esta técnica porque los líderes de una organización son conscientes de que una comunicación dominada por tan sólo una parte facilita el descrédito del adversario. La propaganda de guerra lleva a la población de un país a sentir que el enemigo sólo comete injusticias y esto puede conseguirse con pura ficción. La propaganda tiene una gran responsabilidad en los conflictos, pues no es sólo la supremacía militar la que gana una guerra. Cuando la propaganda es transmitida eficazmente, puede volverse más peligrosa que el propio armamento bélico.
Durante el período de Entreguerras, se desarrollaron profundos estudios sobre la cuestión propagandística. Curros en su ensayo indica que Paul Feliz Lazarsfeld, en 1940 desarrolló un memorando denominado ‘’Research in Comunication’’, que cambió, de cierta forma, el modo en que se comprendía la evolución comunicativa hasta el presente momento. El estudio se centraba en tratar de contestar la pregunta de: «¿quien dice qué a quien y con qué efecto?». A partir de esta investigación, se llegó a la conclusión de que los efectos de la comunicación en la sociedad eran mucho más profundos y poderosos de lo que se había pensado hasta el momento.
Fueron tres los principales modelos en que se fundamentaron casi todos los movimientos propagandísticos: el occidental o anglosajón, el cual en el futuro terminaría de encumbrarse gracias a la puesta en operación del Instituto Tavistock de Relaciones Humanas; el movimiento soviético, que ganó su perfil con el desarrollo de la propaganda leninista; y el de las dictaduras fascistas.
Cuando se llega a la Segunda Guerra Mundial, los estudios elaborados en las últimas décadas y los nuevos medios, como la radio y cine, permitieron que se pusiese en marcha de ambos bandos una máquina de propaganda nunca vista. Uno de los mejores ejemplos fue la desarrollada por la Alemania nazi.
Hoy, en el conflicto entre Rusia y Ucrania estamos siendo testigos en tiempo real de la utilización in extremis de la propaganda bélica, y tanto gobiernos, como medios de comunicación, empresas privadas y figuras públicas se han prestado, de uno y otro bando, sin tapujos ni máscaras, para exacerbar esta aberración. Hoy, lo único que podemos asegurar sobre este conflicto es que NO se puede confiar a ciegas en ninguna información que nos llega tercerizada por cualquier medio de comunicación, información o red social. Cualquier imagen, video, audio o texto que recibimos puede ser falso o trucado, y lo más triste de todo, es que durante los 19 días que lleva este conflicto, a hoy 14 de marzo de 2022, se tiene ampliamente documentado los intentos diarios de desinformación que se diseminan casi a la velocidad del pensamiento.
Soy pro ruso o pro ucraniano? Lo soy por convicción y porque libremente me he informado? Porque he leído noticias y he visto el último documental de Netflix? Porque sigo las cuentas de medios de comunicación extranjeros y todos los que conozco han plasmado una bandera de uno u otro país en su perfil social?
Pues todo podría ser más complejo que ello. Será acaso que mi opinión, a hoy, no sea mi opinión, sino una opinión pre procesada y teledirigida, inoculada en mi percepción gracias a un hábil algoritmo informático?
Será acaso que las imágenes de aviones ucranianos destruyendo convoyes rusos en Mariupol son reales o son imágenes insertas de un video juego de guerra checo denominado Arma 3?
Será verdad o ficción que las explosiones de los edificios residenciales en Ucrania son verdaderamente provocados por lanzamiento de proyectiles teledirigidos por aviones rusos, o más bien son auto ataques de falsa bandera contra civiles con fines propagandísticos?
Será realidad que el ejército ruso provocó un ataque y una explosión contra la central nuclear de Zaporiya, la central nuclear más grande de Europa a inicios de marzo, o más bien lo que se produjo fue un incendio en un edificio administrativo y de pruebas, fuera de las instalaciones de la central nuclear, debido a que una célula paramilitar ucraniana decidió generar una emboscada a un grupo militar ruso de vigilancia, dentro de dicha central nuclear, que, desde hacía una semana ya estaba tomada por fuerzas rusas, bajo control y acuerdo pacífico de los operarios y científicos ucranianos que administran y operan la central?
Será acaso que el ejército ruso despiadadamente atacó un hospital infantil de meternidad en Mariupol dejando alrededor de 17 heridos civiles y 3 muertes, con un objetivo claro de ataque a la población ucraniana, o dicha maternidad de encontraba desalojada desde hacía dos meses y estaba ocupada por columnas de la guardia ucraniana y grupos paramilitares neo nazis, que al igual que la misma Kiev y en la región de Dombás, han decidido utilizar de puntos de acuartelamiento infraestructuras civiles como escuelas y jardines de niños?
Pues bien, todo esto, está entredicho. A lo largo de las semanas, pruebas en contra de los discursos oficiales han comenzado a pasarse de mano en mano, de grupo de whatsapp o telegram a mensajes de twitter hasta llegar al seno mismo del Parlamento Europeo y el Consejo de Seguridad de la ONU.
Verdades enciclopédicas como diría Eco. Propaganda y pos verdad. De poco le servirán los libros de historia a aquellos que lo han perdido todo en esta guerra, al igual que en todas las pasadas. En Ucrania, tanto ciudadanos de origen ruso como ucranianos han derramado sangre… propia y de seres queridos. Ellos, no saben bien el trasfondo de la guerra. Ellos, no entienden los juegos económicos y geopolíticos que les sobrevuelan. Ellos, no terminan de identificar que se encuentran en medio de un patio de juego entre potencias y civilizaciones. A ellos, poco les importa si la guerra es realmente entre países vecinos o si trasciende a otros actores. A ellos, no les interesa saber quién disparó la bala, el misil o quién arrojó la granada. Ellos solo sienten.
Escuchemos, observemos, intuyamos y críticamente pensemos, porque en una época de post verdad, fácilmente podríamos caer en una trampa que tambalee nuestros preceptos de valor y moral.

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